Nuestra Historia

«En los años 1600…» ♫ jajaja mentira!!
Después de la Segunda Guerra Mundial, el Sr. Luigi Frisari un italiano de la Provincia de Bari, dejó a su esposa e hijos para emigrar a Venezuela en búsqueda de un mejor futuro. Ya estando más estable y con la familia reunida en Caracas, en el año 1964, abrió las puertas de Jardín La Riviera en la zona de El Rosal (específicamente diagonal a la pastelería Las Nieves)
En el año 1972, el Jardín se muda a la urbanización de Valle Arriba y gracias al trabajo y dedicación de esta familia el negocio siguió prosperando, surtiendo de flores y plantas a los vecinos de la zona.

En paralelo a esta historia, inicia en el mundo de la jardinería el famoso Don Pancho (quienes nos siguen por instagram o han visitado nuestro jardín lo conocen bien) es nacido en Venezuela, hijo de portugueses con una historia similar a la del Sr. Frisari. También fundaron su jardín en sociedad con paisanos (muchos lo recordarán porque también eran negocios de la zona: Jardín Veracruz y Jardín Las Mercedes). En esa época, trabajando en Veracruz conoce a su futura esposa (Teresa, cuñada de uno de los socios) quien se desempeñaba como cajera del local.

Y entre tantas vueltas que da la vida Don Pancho se separa del negocio familiar, mientras que el Sr. Frisari aunque no había perdido su pasión por la naturaleza los años le jugaban en contra de su fortaleza y condiciones para seguir al frente del jardín… Fue ahí, en el año 2000 (exactamente el 10 de octubre) cuando Don Pancho tuvo la oportunidad de tomar las riendas de este vivero para continuar con el legado de ambas familias.
Formó un nuevo equipo de trabajo, con colaboradores que hoy día siguen siendo parte del proyecto… con una relación laboral de más de 20 años y con tantas convivencias Don Pancho ha sido para muchos más que un jefe y pues Jardín La Riviera una segunda casa, el sustento de varios hogares, incluyendo el de Don Pancho que para el momento ya era padre de 3 niñas.

Los años transcurrieron, las tendencias en ramos cambiaron, los teléfonos analógicos quedaron en el pasado y las hijas de Don Pancho crecieron y se graduaron. Las 2 menores de ellas, como muchos jóvenes emigraron… Vivieron en Canadá por 2 años, mientras la mayor de Las Da Silva ejercía lo aprendido como comunicadora social en Caracas… Hasta que a principios del 2018, queriendo cambiar el frío del norte por el calor de hogar, se regresaron a Venezuela y ante la duda de cuál sería el próximo destino, se pusieron manos a la obra en el negocio del papá… ¡Era algo momentáneo, como para aprovechar el tiempo… mientras definían en qué país harían su nuevo intento!
Don Pancho, feliz! no solo por tener a sus retoños en casa sino en su trabajo también! No pasó mucho tiempo cuando las mujeres tomaron la batuta, para reestructurar, ordenar, cambiar y mejorar! Fue un sacudón, en un negocio donde reinaban los hombres y su estilo masculino (por no decir desordenado jajaja) llegó la segunda generación a dar un giro!
Ninguna de las 3 tenía nociones de plantas y mucho menos de hacer un ramillete! De hecho, ir al jardín no era para nada habitual, únicamente lo visitaban cuando requerían buscar algunas flores para un regalo o pedirle dinero al papá jajajaja!!

Quiénes somos
Al team de Don Pancho y sus muchachos se sumó:
Gaby (la mayor) dejó su trabajo corporativo para unirse al proyecto familiar. Empezó a activar las redes sociales y atención al cliente vía whatsapp.
Jessy (la del medio), desde el día 1 mostró sus habilidades con los números. Cobrar y estar en caja era su departamento.
Maco (la pequeña), estudió diseño de interiores, así que reorganizar y optimizar espacios era su labor.

Manteniendo el valor familiar y para reforzar el género femenino, a finales del 2019, llegó Tita (la hermana mayor de Don Pancho) a poner carácter jajaja. Ella sí venía con experiencia de sobra en este mundo de la jardinería ya que había gerenciado una finca que se dedicaba al cultivo de rosas, así que el cuidado de las plantas es su fuerte! Ante cualquier plaga, piojito o enfermedad, ella es la especialista!
Luego, a mediados del 2021, llegó «Lauris» (la prima más chiquita de las Da Silva) que con su dulzura y paciencia atiende a los clientes que llegan a la caja, para hacer algún pedido o pagar.

Para cerrar, hemos dejado de último (pero no menos importantes) a los muchachos! ellos son los que hacen magia con las flores, los que tienen buena mano para sembrar las matas y la fuerza para cargar sacos de tierra! La mayoría tiene añoooss en la empresa, ya conocen a los clientes y sus gustos.
Aquí, todos aportan su granito de arena para hacer que Jardín La Riviera sea lo que es hoy en día. Más que una floristería, más que un vivero, es un lugar donde la gente viene a conectarse con la naturaleza, a disfrutar del consentimiento de llevarse flores frescas y bellas a casa, un espacio para deleitarse y escoger una planta especial para obsequiar. E incluso un momento terapéutico para echar cuento con Don Pancho y sus hijas.